¿Cómo no conmoverse con las imágenes de sus canciones, innegociables e incendiarias?¿A qué puerto insospechado llegarán estas aves urgentes, donde puedan desgarrar la médula más inconmovible?
En este trabajo en particular, no solo el Fabián hermano que creo conocer y quiero, sino ese otro, el Negro, el artista, el arquetipo mismo, despliega sus precisas alas otra vez y nos señala la desnudez y la crudeza que la vida esconde todos los días.
Esa es la función del arte a final de cuentas, desvelar los "dioses perdidos" como él mismo canta en una de sus canciones. Que haya larga vida a su obra, la cual seguirá con su voz y poesía redimiendo y delatando aquellas decadencias que se han hecho tan normales, cotidianas y por lo tanto, invisibles al ojo del hombre común...
Pancho Prado