22 de agosto del 2007
Sombras sobre la pared,
aromas enlazados,
promiscuos vahos invisibles,
perseguidores del anís
de una apariencia ilusoria,
como si del espectro más distante se tratara,
como el éter,
como el humo que danza hacia adentro
o como una niña
que atraviesa una puerta
por debajo
y, al cruzar,
del otro lado,
mira su sombra gigante
proyectada sobre el cielo
que es tu mano o la mía
o la nuestra,
la de todos, la de nada,
la que cosecha de su techo
un millón de granos de anís
y después es ilusión.
(dcb)
2 comentarios:
Lo más pertubador y maravilloso de nuestros fantasmas, de nuestras sombras es cuando adquieren tonalidades, texturas, olores...
Y cuando se vuelven tan tangibles para sentirse como jazmín, canela, cardamomo o anís... Ya nos ganaron la batalla, pues se clavaron por una eternidad instantánea en nuestro corazón...
en estos viajes subterraneos de la poesia esto metido, de patas como dirian.. escribo desde hace varios años.. pero no se como llegar a un colectivo y encontrar ese mismo yo en otros diferentes.. esperando que ustedes soñadores del alma.. puedan dar respuestas a los sueños de esta ave.
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