LOCOMOTROVA nació como un colectivo de canción de autor o canción poética, en 2002. Pronto sumó a sus voces fundadoras otras, desde diferentes expresiones artísticas. Ha montado acciones de arte en varios escenarios del Ecuador, recitales de canción, de poesía y experimentos poético-musicales. Sus miembros han dado a luz libros, discos y otros productos como registros de sus respectivos proyectos y del grupo.

domingo, 28 de octubre de 2007

PARQUE

sin saber

que son tristeza

las lágrimas

juegan

en el tobogán rojo

de tu mejilla. (Lucre)

sábado, 27 de octubre de 2007

¿Es contigo la muerte?


¿Estás ahí, penumbra?
No te siento respirar,
tengo un párpado más abierto y algo
adentro se escurre
y me da la impresión,
sombra de tugurios,
de que merodeas mis uñas,
porque no puede ser de otro modo
que tengas tanto peso al lomo,
no de otra manera te percibo
lasciva y torpemente vieja
en la habitación,
no puedo explicármelo si no así,
con la luz agostada que se te rinde,
florida ya
y corona de ceibos y de nogales,
para que la violes,
inmisericorde,
ahí, donde la alfombra escupe cruces,
escapularios que hurgaron la lana
para quedarse lejos de los rayos,
lejos de todo crepúsculo
y de toda muerte.
¿Eres tú, tiempo extendido hasta la noche?
Desgarros que suenan te delatan
y el párpado atardecido,
su lágrima seca ya,
su pestaña huraña incrustada en las nubes,
todos míseros y cómicos,
todos baleados,
lienzos bajo las luces de tu ropaje,
estoicos gérmenes del aire,
del movimiento de tu zafra,
de la densidad de tu deslizamiento moreno
o de la espalda en tu viento.
¿Es contigo la muerte?
Es remedio de cántaros el nombre,
o polución de las cornisas
y vértice domado,
mientras el omnímodo gato se encoge
mientras la sensata lluvia se dobla...
no hay amasijo más ínfimo y sacro que tu sórdido andar
ni otro mejor sortilegio que tus manos,
tus manos abiertas
para acomodarnos el mundo o el instante;
te harán corte los espejos
y banquetes serán cicatrices
que una penumbra diera a luz,
viuda de segundos,
soplo, insurrecto jadeo constante.

(dcb)

martes, 16 de octubre de 2007

A viajar sin estrategias


al ángel de alas negras que habita mi pecho.

Hay un viajante agazapado en su coraza,
escaparate de tela raída y desteñida,
casa, pregunta y cama;
vela, suicidio y ombligo...

Estábamos ahí dentro
íbamos alados, un vuelo tatuado
con las manos de revés en la espalda,
con un solo paraguas y dos aguaceros;
nada, ni siquiera el viaje era respuesta.

No me reconoció, ¡pero lo hizo tanto!
nos miramos
desde el sombrero del gran salto sobre el tiempo,
secreto, truco doblado de un silencio...

Hay una ruta delgada y perpetua,
querube perfumado de madera y lejanías,
todo lo vano es perfecto,
todo lo nimio es sagrado porque hay una puerta,
la corona cerrada de los colores ficticios,
la boca del ángel que habita mi pecho,
la hoja viuda de un árbol de mariposas,
la que decreta la búsqueda,
la condena al ósculo bendito por las nubes.

De los ojos un colibrí,
ahí dentro también,
con una carta, con un cuadro inundado
colgado de la pared de tela,
con un océano boca abajo y un lápiz;
una oscura lágrima pendía y era lámpara,
todo, dentro de la cueva vieja...
hasta el sol y los halos de sus areolas.

Nos propusimos colmar el tiempo,
llenar pasado y presente de contrahechos,
cunas y tumbas de tiernas bestias
hechas con el ligero abrazo
de cuando se sembró de plumas tornasoles
en el regazo del errante;
un circo de seres al borde del andar,
con sus malabares, con sus simientes y sus fauces
a la espera del caracol o del vientre.

Hay un viajante enterrado en misterios,
sus manos huelen ya a hierba de fábula,
al cuello del ave enredado y en paz,
amordazado por la saliva del sol,
fruta, desafío, rendición;
velo, palabra, calma.

(dcb)

martes, 9 de octubre de 2007

Ernesto Che Guevara


Hice hace años ese dibujo al carbón
por el que tu mirada -esperaba- iba a asomarse,
Ernesto Guevara

¡Qué iluso!
¿Quién puede hacerte un retrato?


¿Dónde caben
el pan escaso, la selva invencible,
toda la mugre de los perseguidores, la medicina que se acaba,
la ruda verdad de las botas rotas,
el ideal cabalgando sobre el jamelgo flaco en que se convirtieron las razones?

¿Cómo cabes tú, cada día más duro y amoroso?

¿Cómo voy a hacerte un retrato, comandante?
No va nadie a dibujar tus rasgos trascendentes.
No hay ícono que te nombre aunque repita tu faz firme.
No hay contradicción del maldito mercado que pueda utilizarte aunque pretenda.

Ni la ignorancia de tu grandeza
ni la miope "obra" que imagina ensuciar tu huella
pueden desdibujarte, sin embargo.

Ahí estás viendo tras el velo de la historia más allá
no cabes en tu retrato.

Nos haces falta, Comandante,
que el dolor y el asco nos siguen perturbando,

quizá por eso te he buscado minuciosamente con mis trazos.